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Los acabados en tonos cálidos, como el roble o el castaño, evocan la belleza y la rusticidad de las construcciones antiguas, creando un ambiente acogedor y auténtico en cualquier hogar. Además, estas puertas suelen tener un diseño sólido y funcional, con paneles que pueden incluir vitrales o elementos decorativos que permiten la entrada de luz natural sin sacrificar la privacidad. Son ideales para espacios que buscan reflejar un carácter tradicional, ya sea en casas rurales, fincas o entornos donde se valore la conexión con la herencia cultural. En definitiva, las puertas con acabados castellanos no solo son un elemento arquitectónico, sino también una pieza que cuenta historias de épocas pasadas, aportando encanto y personalidad a los espacios en los que se instalan.
Este tipo de puertas suele fabricarse en madera maciza, que aporta calidez y robustez, y se caracteriza por sus detalles artesanales, como tallados, molduras y herrajes de forja